jueves, 17 de mayo de 2012

Misericordia


Me estrellé en su pecho
Como ola que sucumbe
Cíclica
Que va y viene
Y se vuelve a ir
Sólo para regresar
Complacida
En el abismo de una caricia sin final
Capáz de arroparme
La totalidad del deseo

El silencio ululaba
Como queriendo
Gemir
Como pretendiendo
Respirarse a sí mismo
Para exalar
Tu aroma

Llevas prendido en la piel
Como peladura de naranja
Un olor imborrable
Que invita a la locura
Al desorden de los sentidos

Divino desbarajuste
Que buscaba ajustar
Tu centro al mio

Te presentí cerca
Cada instante más cerca
Y mis ansias
Temblaban
Entre tus manos
Se enjuagaban
Adolecían
Pululaban...

Sentí mi deseo
Correr desde mi centro
Bajar por mis muslos
Hasta acunarse
Timidamente trás mis rodillas
y tu sólo me habías rozado la piel
adueñándote de todo...

te mire implorante
y mis labios se abrieron en un ruego
“conduélete de mi pobreza
...abre mis piernas”

 Y fuiste el más benevolente
entre los piadosos...